Como un «adelanto exclusivo», compartimos el texto completo del trabajo de investigación (CLICK AQUÍ) de Lucía GAIDO, Federico GONZÁLEZ, María Laura RECOUSO, Guillermo SCHEIBLER y Mónica VICENT incluido en el libro «Cuestiones de Derecho Urbano» de próxima aparición.
SUMARIO: I. Introducción. Buenos Aires: ¿ciudad verde?.- II. Los espacios públicos.- III. Los espacios verdes.- IV. La situación de la Ciudad de Buenos Aires.- V. Régimen jurídico aplicable.- VI. Casos y conflictos. La praxis más allá de las normas.- VII. Algunas conclusiones
“ ‘Veo una plaza que mañana morirá y muerto el verde sólo hierro crecerá’, cantaba Sui Generis a comienzos de los setenta y reflejaba la realidad de una ciudad que se expandía sin contemplar la “variable verde”. Décadas luego, el diagnóstico no varía demasiado. La Ciudad -y la región metropolitana en general- exhibe un déficit agudo de espacios verdes, circunstancia fáctica especialmente tenida en cuenta por el constituyente porteño al establecer la obligación expresa de preservar e incrementar los espacios verdes, áreas forestadas y parquizadas, parques naturales y zonas de reserva ecológica, así como los “espacios públicos de acceso libre y gratuito”. Se trata pues de una circunstancia que condiciona y no puede ser soslayada al tratar toda cuestión vinculada a esta problemática.
La Organización Mundial de la Salud ha establecido un parámetro “saludable” de entre 10 y 15 m2 de espacio verde por habitante en las grandes concentraciones urbanas . En la actualidad, la ciudad de Buenos Aires dista de acercarse al mínimo de esa marca -se queda en la mitad-, a la vez que la tendencia es “a la baja” de los ya insuficientes espacios verdes que posee y es desigual su distribución en los distintos barrios porteños. (…)
La disponibilidad de espacios verdes en la Ciudad de Buenos Aires excede con creces la cuestión ‘estética’ u ‘ornamental’. El agudo déficit de espacios abiertos públicos de recreación, socialización y oxigenación impacta de modo sensible en la posibilidad del ejercicio o goce de otros derechos fundamentales sobre todo en aquellos sectores de la población que no tienen acceso a las alternativas ‘privadas’ que existen en la Ciudad -en muchas ocasiones ubicadas sobre terrenos de propiedad pública- o en su periferia. Una Ciudad que pueda reducir efectivamente las graves falencias con que cuenta hoy en día en esta materia, no sólo será una ciudad más ‘verde’ y más ‘cool’, será fundamentalmente también una ciudad más igualitaria.»
La Organización Mundial de la Salud ha establecido un parámetro “saludable” de entre 10 y 15 m2 de espacio verde por habitante en las grandes concentraciones urbanas . En la actualidad, la ciudad de Buenos Aires dista de acercarse al mínimo de esa marca -se queda en la mitad-, a la vez que la tendencia es “a la baja” de los ya insuficientes espacios verdes que posee y es desigual su distribución en los distintos barrios porteños. (…)
La disponibilidad de espacios verdes en la Ciudad de Buenos Aires excede con creces la cuestión ‘estética’ u ‘ornamental’. El agudo déficit de espacios abiertos públicos de recreación, socialización y oxigenación impacta de modo sensible en la posibilidad del ejercicio o goce de otros derechos fundamentales sobre todo en aquellos sectores de la población que no tienen acceso a las alternativas ‘privadas’ que existen en la Ciudad -en muchas ocasiones ubicadas sobre terrenos de propiedad pública- o en su periferia. Una Ciudad que pueda reducir efectivamente las graves falencias con que cuenta hoy en día en esta materia, no sólo será una ciudad más ‘verde’ y más ‘cool’, será fundamentalmente también una ciudad más igualitaria.»